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sábado, 7 de mayo de 2011

Crónica de la 2ª Clase - 2011, por Evelin Coronel

El día 15 de abril de 2011 comenzamos la clase de Arte y Educación recordando como fue la clase anterior. Tratamos de graficar mediante un ejemplo el significado de articular. Reflexionamos sobre dibujos en el pezarrón y movimientos corporales, pensamos - por ejemplo que si dos huesos estuviesen íntimamente soldados no serían en realidad dos huesos, sino una unidad. Y que si todos los huesos estuvieran soldados entre sí, nuestro cuerpo podría ser movido en bloque por una fuerza externa, pero no podría moverse por sí mismo.
También pensamos acerca de que sucedería si entre esos dos huesos no hubiese nada: seríamos un organismo desarticulado y nuevamente estaríamos frente a la imposibilidad del movimiento.
Para garantizar la integración de las partes y asegurar la posibilidad del movimiento, es necesario que exista entre hueso y hueso, entonces, una articulación.
Así es como una clase está conectada con otra en el transcurrir de la cursada. Recordar qué es lo que se hizo, dijo, pensó y reflexionó en la anterior, es una manera de integrarla con lo que se hará, dirá, pensará y reflexionará en la clase presente. Por eso es que leemos la crónica de la clase anterior y todos podemos opinar y recordar juntos sobre ella.
Surgió luego el comentario sobre el juego de la canasta revuelta”, este es un típico juego de los denominados “…de recordatorio de nombres”. Estamos todos “en una canasta de frutas”, sentados en ronda en el “borde de la canasta”. Se nos dice que somos “naranjas y bananas”. La compañera que tenemos a nuestra izquierda es una banana y la que tenemos a nuestra derecha es una naranja, cuando el coordinador del juego nos pregunta - ¿naranja?, debemos responder – entonces – diciendo el nombre de la compañera que tenemos a nuestra derecha. Esto implica que todas somos naranjas y bananas simultáneamente (naranja para quien está a nuestra izquierda y banana para quien está a nuestra derecha) según nuestra posición relativa. Esto nos permitió reflexionar sobre cómo nos ve el otro, y sobre cómo vemos a los otros según la posición relativa que ocupan. Los juegos de recordatorios de nombre, además, ayudan a generar la mutua representación interna, recordar el nombre de quienes están en el mismo grupo que nosotros, nos hace avanzar en el conocimiento del otro, en su visibilización y diferenciación.
Luego abordamos el concepto de grupo. Para ello recurrimos a la representación de una situación cotidiana. Cuatro compañeras hacían como sí estuviesen en una cola esperando que pasase un micro de transporte público. Nos preguntamos si se conocían entre sí, concluimos que no (que no se conocían formaba parte de los datos dados en la consigna). Nos interrogamos también respecto de sí tenían o no un objetivo en común, aquí hubo diferentes opiniones, varias dijimos que sí, pues todas querían lo mismo: tomar el micro. Hubo entonces que aclarar, porqué decimos que se trata de un colectivo humano serializado, ya que una serie humana no comparte objetivos. Reflexionamos al respecto que, si bien aparentemente hay una comunidad de objetivos, ésta en sentido estricto, no existe, pues en realidad si uno abandonase su posición en la cola y se fuera a cualquier otro lado, al resto de los ocasionales integrantes de la serie no le importaría y su propio objetivo individual no variaría en lo más mínimo. El objetivo – entonces – es meramente individual, no es compartido. Que cada uno haya tenido objetivos circunstancialmente coincidentes con los de otro, no los ubica en una tarea común a realizar, ni tampoco los hace coincidir en intereses que trasciendan a la ocasión en particular. Es más, si el que se ha ido es reemplazado por un nuevo integrante, en nada varía la situación, ni los intereses, ni los objetivos del resto de los integrantes de la serie; sólo podría esperarse que el que estaba segundo se sienta aliviado por la posibilidad de ubicarse primero en la fila.
Si es un colectivo humano serializado, no se trata de un grupo, sus integrantes son indiferenciados (no se diferencia entre uno y otro) y sustituibles (se pueden sustituir)
En un grupo los integrantes son diferenciados e insustituibles, si cambiamos a un integrante por otro, el grupo ya no es el mismo. Cuando una serie humana comienza a desarrollar:
* Interacción y conocimiento interpersonal, que lleva a la mutua representación interna.
* Un espacio de confianza y contención, que permite la expresión y comunicación genuina de sus integrantes, y la superación de sus miedos y ansiedades, que aparecen ante la percepción de la posible pérdida de la propia identidad al reunirse con otros.
* La construcción de una tarea común a realizar, y de objetivos comunes y compartidos.
Entonces empieza a abandonar la serialidad.
Para pensarlo desde nuestra tarea docente, imaginamos a un docente entrando por primera vez a un aula:
El docente entra al aula y se encuentra allí con muchos chicos sentados en sus bancos, o parados, o caminando entre las filas de bancos, charlando, callados, riendo o como fuera que estuviesen. No sabe aún – pues no los conoce – si se trata de un grupo (en sentido estricto) o no. Para saberlo tiene que interactuar con ellos, y observar, y saber leer en la vida cotidiana del aula, si está en presencia de un grupo o de un colectivo humano serializado. Si observara y leyera lo segundo, deberá hacer lo posible para ayudar a ese colectivo humano, a abandonar la serialidad.
Luego alguien preguntó si en un grupo puede haber subgrupos. La respuesta fue que sí, que es más, la probabilidad de que existan es altísima. Lo importante allí, es que la existencia de estos subgrupos no configure trabas, o imposibilite la construcción de la tarea común a realizar por parte de todo el grupo. Generalmente los principales inconvenientes que surgen de la presencia de subgrupos, son aquellos que entorpecen a la propia dinámica grupal. (Los subgrupos pueden ser pequeños o de gran número de integrantes).
Ya llegando al final de la clase abordamos a través de una representación el concepto de clase:
Tres alumnas: Luciana, Verónica y Evelin son costureras en una fábrica. Dialogan sobre una fiesta de la empresa en la que trabajan, que está próxima a realizarse, debaten sobre cómo será la fiesta y sobre otras cosas en referencia a su trabajo y cómo se sienten en él, toman mate y cosen. Luego entra en escena Nerina, es su primer día de trabajo, es personal de limpieza recién contratado. Luciana, Verónica y Evelin le manifiestan que ya están por retirarse, pues su horario terminó. Nerina les dice que por favor no se vayan o que le dejen una llave porque ella no tiene manera de cerrar, es su primer día y nadie le dijo qué debía hacer al terminar con su trabajo. Luciana y Verónica se levantan, se ponen sus abrigos y le responden que no es problema de ellas, que lo único que pueden hacer es dejarla encerrada, o que se vaya y vuelva al otro día cuando tuviera solucionado ese problema, o que llame a otra persona que lo pueda resolver, pero que ellas han terminado su trabajo y se irán ya mismo. Luciana y Verónica se van sin hacer caso de los reclamos de Nerina. Evelin se queda allí esperando a Nerina porque cree que Nerina en realidad es la dueña de la fábrica (a la que no conoce) hacéndose pasar por una empleada nueva. Y allí terminó la representación.
En una clase puede darse la mutua representación interna: Evelin, Luciana y Verónica se conocen y entre ellas existe la mutua representación interna . Nerina, la recién llegada no las conoce y no tiene mutua representación interna, ni con Evelin, ni con Verónica, ni con Luciana. Sin embargo las cuatro pertenecen a la misma clase, la pertenencia a una clase está dada por la posición que se ocupa en el sistema de producción (podría pensarse: Nerina no ocupa el mismo lugar, sin embargo lo único que diferencia a Nerina de las otras tres operarias es su tarea particular – ella limpia, mientras que las demás cosen – pero para el sistema y sus órganos de conducción son las cuatro operarias del sector textil de la industria).
Podría decirse que tienen objetivos comunes, tareas comunes a realizar. Sin embargo coser, no es un objetivo propio sino que está marcado como obligación por el empleador. Que ellas cosan, que cosan bien, que cosan mucho, son los objetivos de otro u otros.
Los grupos, en cambio, se apropian de sus tareas, de modo que sus tareas son genuinos proyectos grupales que parten de sus propias necesidades, deseos, intereses y problemas relevantes, así como también de las propias ideas personales que describen e interpretan esas necesidades, deseos, intereses y problemas relevantes.
Evelin Coronel
Corregida la crónica y aumentada, por el docente de Arte y Educación.
A Continuación: los contenidos de esta primera unidad que estamos transitando y que en el transcurso de la cursada comprenderán, que seguiremos transitando en el esfuerzo de constituirnos – nosotros mismos – en un grupo de aprendizaje y enseñanza.
En el próximo artículo hablaremos un poco más sobre:
La instalación del espacio lúdico, que enlaza con la Unidad II.
La indiscriminación, discriminación y síntesis.
La homogeneidad en la tarea, heterogeneidad en la constitución.
El dinamismo, la pertenencia, el compromiso y la finalidad específica.
Contenidos
Unidad I

§ Grupo. Grupalidad. El arte y la educación como actos de encuentro colectivo.

- Instalación del espacio lúdico.
- La creación del espacio de confianza y contención.
- Mutua representación interna.
- Abandono de la serialidad.
- Intercambio de roles.
- Indiscriminación, discriminación y síntesis (producción).
- Homogeneidad en la tarea, heterogeneidad en la constitución.
- Dinamismo. Pertenencia, compromiso, finalidad específica.
Luciano

1 comentario:

neri dijo...

lindos dias! :)