11 de mayo de 2012
El profesor se retiró de la clase hoy, y no
quedamos de acuerdo sobre quien iba a escribir la crónica de este encuentro,
así que decidí hacerlo.
Comenzamos la clase y el profesor nos preguntó cómo
nos sentíamos a un mes del comienzo de las cursadas, todas coincidimos en que
lo que más nos preocupaba eran los parciales. Él nos explicó que la carrera
dura cuatro años, pero hay y habrá quienes necesitan más tiempo para hacerla.
Que hay chicas en años más avanzados que recursan algunas materias y que esto
no significa que el retraso académico sea decisivo para pensar en la
imposibilidad de completar la carrera, aunque al mismo tiempo esto no significa
- en modo alguno - que sea deseable rendir una o dos materias por año. Carolina
comentó que hay dos o tres materias a las que les tenemos miedo, el profesor le
respondió que tal vez a esas materias las vamos a rendir sin dificultad y a
otras a las que no se les teme tanto se podrán en el futuro tornar más
problemáticas, que eso dependerá de la experiencia[1]
de la carrera que cada una de nosotras vaya construyendo.
Luego la compañera Andrea Zarriello leyó su
crónica la clase anterior, fue, muy… muy
completa, Verónica dijo que se parecía a Rayuela[2],
creo que por lo extenso, bueno en realidad no lo sé porque no la leí y todos
nos reímos.
Después el profesor nos propuso reflexionar sobre
grupo y grupalidad - el tema dominante de la Unidad 1 - Vanesa, Verónica y
otras compañeras fueron dando sus pareceres, y así, entre todos fuimos
arribando a conclusiones[3]
y tratamos de reconocer las notas características de la grupalidad en nuestra
propia experiencia: la educación como acto de encuentro colectivo, la
instalación del espacio lúdico, la creación del espacio de confianza y
contención, la mutua representación interna, el abandono de la serialidad, el
intercambio de roles, las etapas de indiscriminación, discriminación y síntesis
(producción), la homogeneidad en la tarea y heterogeneidad en la constitución,
el dinamismo, la pertenencia, el compromiso, la finalidad específica.
El profesor nos preguntó si considerábamos que en
las escuelas había, en cada aula, constituidos como tales, grupos de
aprendizaje.
Verónica contó que su hija va a la escuela
secundaria, y que en su grupo existen
varios subgrupos claramente delimitados, a punto tal que hay algunos chicos que
ni siquiera identifican a otros compañeros. Luego analizamos nuestra propia situación
en las clases que compartimos con las chicas que cursan el Profesorado de
Educación Especial y cómo cambian las relaciones interpersonales en el aula
cuando la composición del grupo varía.
El profesor habló acerca de la necesidad de que se
dé de presencia el fenómeno de la grupalidad en los colectivos humanos de aprendizaje,
y que esta no es una pretensión fundada en razones ajenas a la búsqueda de
mayor calidad académica, sino que por el contrario cuando la grupalidad no se
hace presente, el sistema de comunicación intencional que se configura en el
aula, se ve afectado por ruidos e interferencias que ponen en riesgo o rompen
el circuito de la comunicación, y que el vínculo pedagógico afecta directamente
a la relación educativa, y por lo tanto, a más grupalidad, más y mejor
comunicación, mayor calidad en el vínculo, y mejora en la calidad académica.
Habló lo suficiente sobre sistemas de comunicación, emisores, receptores,
códigos, canales y mensajes, como para que Carolina dijera que parecía una
clase de lengua.
Luego entró la Profesora Nancy Gallardo y nos dijo
que dejaba un libro en Patoruzú.
Luciano nos preguntó acerca de los juegos que nos
había pedido que trajéramos para jugar entre esta y la próxima clase.
Vanesa dijo que ella había traído dos, a uno de
ellos - el juego de la bruja - se lo había explicado la hija, Lucía dijo que
ella también lo conocía, pero con algunas diferencias. Luego Florencia explicó
otro juego que Florencia encontró muy parecido al llamado ‘huevo podrido’. Carolina
recordó un juego de destreza y habilidad que ella jugaba: el tiqui-taca[4].
Yo recordé la rayuela, la payana, juegos a los que creo que ya no se juega[5].
Verónica habló del juego de armar la palabra. El profesor mencionó los juegos
en los que se pide a uno que se retire y es el que tiene “adivinar” o “darse
cuenta de algo” luego al entrar, y a veces darse cuenta justamente de en qué
consiste el juego. Luego sobrevino el timbre, quedamos en seguir con arte y
juegos. Hasta la próxima…
Mariana Colaneri
[1]
La experiencia se construye a partir de lo vivido y de los procesos reflexivos
que se encaren a partir de ese material que es lo vivido, no hay construcción
de experiencia sin reflexión.
[2]
Probablemente Verónica se refiriera a que podían leerse los párrafos de la
crónica de Andrea en distinto orden y la crónica seguía siendo comprensible sin
atarnos al orden habitual.
[3]
Que siempre serán provisorias, abiertas, no clausuradas. Todo el conocimiento
humano es hipotético y provisorio.
[4]
Los tronadores o tronadoras, es un juego de habilidad personal, consistente en
balancear dos esferas y hacer que "truenen" (de ahí el nombre, ya que
suenan fuertemente), sin estas perder su equilibrio, por el mayor tiempo
posible. No encontré referencias acerca del origen del tiqui-taca, tampoco en torno
a su extensión geográfica. No sé si tiene origen popular o es un invento de la
industria del juguete.
[5]
Doy fe de que los chicos de primaria los saben jugar, no los juegan todos los
días o con la misma frecuencia en la que eran jugados en otros momentos
históricos, pero también juegan a la payana o a la rayuela.
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