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viernes, 8 de agosto de 2008

Comentarios a las crónicas 2

Siguiendo con la tarea de realizar comentarios a las crónicas con la finalidad de proseguir el diálogo, debo decirles que este es un “menudo trabajo”, pero creo que vale la pena, por varias razones: en primer lugar creo que este lugar de comunicación virtual se transformará en un lugar de comunicación real en la medida en la que lo usemos y por supuesto que nos servirá a todos, siempre que todos lo visitemos asiduamente. Para que esto sea así debemos poseer los recursos necesarios, en este caso la información necesaria para entrar al blog, leerlo y animarnos a realizar los comentarios que queramos hacer. Sí, así… ¡¡sin miedo!! Creo que es muy importante que así suceda para que podamos ingresar definitivamente en el uso de estas tecnologías y para que estas tecnologías nos sirvan efectivamente. En segundo lugar creo que si nuestro trabajo es bueno, podremos animar a otros a utilizar este recurso y esto es muy bueno, la multiplicación genera la apropiación del recurso por parte de todo el sistema y necesitamos que así sea. Creo que ustedes saben que prefiero alentar y que el proceso se realice en una evolución casi “natural”, a que dentro de unos años se prescriba que debemos utilizar estos recursos sí o sí y cunda el pánico en muchos de nosotros, los que construimos la escuela argentina.
Bueno, dicho esto, a comentar la crónica de Rosa:
Tengan siempre presente que al comentar trato de ser analítico y sintético, y esto no es tarea sencilla, los que tienen una gran capacidad de análisis a menudo no son buenos para hacer síntesis y los que tienen una gran capacidad para arribar a síntesis, generalmente no hacen gala de analistas. El arte es siempre síntesis, síntesis estética, condensación formal.
Cuando hacemos cosas como dejar caer los hombros o percibimos nuestro flujo sanguíneo golpeando en nuestras extremidades. Estamos haciendo propiocepción corporal, estamos afinando nuestra percepción y al mismo tiempo entrando en otro tiempo y lugar, estamos dejando afuera el afuera y preparándonos para dedicarnos a una tarea específica con la mayor concentración que nos sea posible. Juegos como el “ia-jondón-viriviri” son favorecedores del mantenimiento de la atención focalizada y simultáneamente fortalecedores de la capacidad de atención periférica, esto es: que podamos concentrarnos en un punto y al mismo tiempo ver todo lo que sucede alrededor.

Los juegos se dan en un espacio transicional, forman parte de la realidad, recuerden que decíamos que a nadie se le ocurriría ante la pregunta: ¿Es real el juego de estos chicos?, decir que no. Por el contrario toda persona que fuera interrogada respondería que sí, que los chicos están jugando realmente. Sin embargo, los juegos son un paréntesis real, en el transcurso de lo real; no tienen más consecuencias prácticas que el aprendizaje que se realiza a través de y en ellos. Quien juega se divierte, se vierte por lugares (del lat. divertĕre, llevar por varios lados) diferentes de los que acostumbra. Recuerden que las irrupciones de la realidad en el juego generan en el mejor de los casos un corte en él y en el peor, lo rompen irremediablemente. El arte tampoco soporta irrupciones de la realidad, cuando al guitarrista se le corta el encordado de su guitarra, se acaba el concierto; si el actor saluda a su tía en la platea o le dice al sonidista que "largue la pista 3", se produce un corte en el espacio y tiempo de la ficción, por mínima que sea la interrupción que genera la irrupción de la realidad, el espectador la percibe. El alumno también lo hace, también percibe cuando el maestro “se va”."Viste que parecía que estaba en cualquiera cuando explicaba.”
Cuando ustedes describen a las clases como “no tan estructuradas”, debo decirles que si bien entiendo qué es lo que quieren decir, es necesario entender que tienen una estructura, distinta tal vez pero estructura al fin, una distribución y orden de las partes que la componen, un armazón que las sustenta.
Me causó mucha gracia la frase “reconstrucción del hecho”, jamás se me habría ocurrido describir así lo que se hizo en clase y eso es muy bueno. Esa primera dramatización mostraba un colectivo humano serializado, una serie, cuyas principales características distintivas son la sustituibilidad y la indiferenciación, es decir que cada miembro de la serie es sustituible e indiferenciable. Los miembros de la serie no tienen mutua representación interna, es decir que no saben quién es el otro, no tienen un proyecto en común, ni compromiso con el colectivo humano del que forman parte de modo meramente circunstancial, ni sostienen entre sí lazos que sustenten un sentido de pertenencia. Están atomizados y no se encuentran en condiciones de construir colectivamente un cambio en sus condiciones de vida. No pueden afrontar las dificultades que se le presentan, más que individualmente; e individualmente tienen escasísimas posibilidades de éxito en el caso de que encuentren dificultades en su camino. ¿Cómo se supera esto? Con la conformación de un Grupo.
Cuando la situación límite de la caída del balcón pone a todas las integrantes de la serie, en comunidad de intereses instantáneamente, por un momento aparecen objetivos comunes (salvarse, contestar las preguntas del notero, reclamar inspecciones municipales en las viejas edificaciones), pero la coincidencia es también circunstancial, tal vez podamos ver aquí en ciernes el comienzo de un agrupamiento, el de “los sobrevivientes a las caídas de balcones y derrumbes de edificios”.
En el taller de costura sí hay visiblemente un colectivo humano no serializado, sino una clase, comparten el lugar en el sistema productivo, tienen mutua representación interna, pero la tarea que desarrollan no proviene de un proyecto común a realizar, el proyecto no les pertenece, es de otro; entonces la tarea es para otro. El compromiso con los otros no proviene tampoco de la pertenencia a la clase, es decir que en el caso de que exista, estará fundado en otras razones, afectivas por ejemplo. Soy amigo de fulana que trabaja conmigo, en tal caso soy un grupo con fulana, pero el fenómeno de grupalidad que se da entre nosotros no depende de cuánto ganen los propietarios del taller de costura en el que trabajamos, ni de cuanto crezca la empresa, ese es el proyecto de los propietarios o el de los mandos intermedios habilitados en las ganancias. Tampoco intercambio roles con los otros miembros de la clase, “- A mí me pagan para que pegue botones.”
Recuerdo que todos reconocimos el discurso de fiesta empresarial: ¡Brindemos todos por ésta, que más que una empresa: es una gran familia!, y dijimos que cada vez que escuchamos eso, pensamos: es mentira, es una muestra de hipocresía.
Los grupos de aprendizaje tienen tarea y proyecto en común, ustedes son un grupo de aprendizaje, la tarea y el proyecto les pertenecen.
Estos que a continuación transcribo son los contenidos de la Unidad I de la propuesta pedagógica para la materia:
§ Grupo. Grupalidad. El arte y la educación como actos de encuentro colectivo.

- Instalación del espacio lúdico.
- La creación del espacio de confianza y contención.
- Mutua representación interna.
- Abandono de la serialidad.
- Intercambio de roles.
- Indiscriminación, discriminación y síntesis (producción).
- Homogeneidad en la tarea, heterogeneidad en la constitución.
- Dinamismo. Pertenencia, compromiso, finalidad específica.
Respecto del final de la crónica de Rosa hagamos foco en lo siguiente, cuando Natalia decía que quería ser la Mujer Maravilla, todavía estábamos en el umbral del juego, todavía en el exterior, donde valen las reglas de la realidad y todavía no sabemos si la propuesta dará paso al tiempo y lugar lúdico. Por lo tanto el momento de la elección del juego y sus reglas (si es que existen), el instante del “¿a qué jugamos?”, es oportunidad de negociación, no forma parte del jugar, sino que se encuentra fuera del fenómeno transicional y atado a las normas del mundo real, no sujeto al alcance del dominio mágico, de la entrada “in lusio” (en la ilusión), del “sí mágico”, del “cómo sí” de la ficción. Ah, una cosita: un juego de equilibrio supone siempre juego de riesgo, para jugar un juego de equilibrio hay que asumir el riesgo de perder la posición de equilibrio para volver a tenerla sólo por un instante, en equilibrio precario.
Luciano

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